Hay casas que buscan imponerse en el paisaje, y luego está esta. Más que una construcción, parece un monolito que ha estado aquí desde siempre, una pieza de piedra que la naturaleza ha ido moldeando con el tiempo. A orillas del lago de Zirahuén, esta casa no grita su presencia, la susurra, como si supiera que el verdadero lujo está en fundirse con el entorno.
La estructura es una oda a la simplicidad: un volumen de piedra, concreto y calma. Las formas puras, el techo a dos aguas y los espacios abiertos crean un refugio que respira con la naturaleza. Aquí, las paredes no solo delimitan, enmarcan vistas. La arquitectura se convierte en un lienzo para la luz, para el sonido del agua y el viento que se cuela entre las estancias.
De día, la casa es un juego de sombras y texturas. De noche, la piscina se funde con el lago, y las luces interiores convierten la piedra en una brasa ténue. Es un espacio que entiende que la sofisticación no necesita adornos, solo materiales honestos y una estética que entienda el silencio y que el paisaje sea el protagonista.
Diseño y visualización: Javier Hinojosa – JAVS hi visuals
Ubicación: Lago de Zirahuén, Michoacán, México
Estado: Proyecto en desarrollo
CANTERA HOUSE — porque a veces, la mejor arquitectura es la que parece haber estado ahí desde siempre.
